El mundo virtual que vivimos, requiere más que nunca, de la presencia activa de los profesionales del periodismo en la sociedad.
Hoy 5 de abril, celebramos el Día Nacional del Periodista en reconocimiento al primer periódico dominicano “El Telégrafo Constitucional”, fundado en 1821.
El Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) está comprometido más que nunca, como corporación de derechos públicos, a continuar desarrollando acciones que contribuyan al fortalecimiento institucional, para cumplir cabalmente con la alta y responsable misión de agrupar y representar dignamente a los profesionales del periodismo dominicano.
Ante la metamorfosis en la profesión de periodista, el CDP está en el deber de empoderarse de los nuevos retos, no sólo para velar por la buena conducta de sus miembros en el ejercicio cotidiano, sino también ser el vigilante para que la sociedad reciba un producto informativo basado en la verdad. No hacerlo, podría poner en riesgo la confianza y credibilidad de la sociedad en el ejercicio del periodismo dominicano.
La celebración del Día del Periodista es ocasión más que oportuna para reflexionar al respecto, por lo que entendemos es de prioridad asumir con responsabilidad los principios éticos que rigen el periodismo dominicano, establecidos en nuestro Código de Ética, dada la importancia que tienen para nuestra nación y toda la humanidad.
Jamás debemos olvidar que somos la institución creada mediante la ley 10-91 para defender la libertad de expresión y difusión del pensamiento, piedra angular para el ejercicio libre y noble del periodismo, luchar por la Libertad de Información, como derecho humano fundamental.
La insólita convocatoria del Poder Ejecutivo para la celebración de un diplomado en periodismo ético se traduce en una voz de alarma y evidencia nuestra preocupación.
Esta fecha es oportunidad idónea para felicitar al poder ejecutivo por la intención de liberarse de las viejas prácticas de corromper a los periodistas para acallar verdades que el pueblo debe saber, evitando así, la corruptela a través de los métodos para otorgar «beneficios» a medios de comunicación fuera de su naturaleza empresarial.
Es preciso detenernos a repensar acerca del auge alcanzado por las redes sociales, dado su impacto en la creación de opinión pública. Sus plataformas han revolucionado la forma y el fondo del periodismo tradicional, que lentamente está siendo suplantado por nuevas herramientas para hacer periodismo, lo que ha fortalecido la apertura, la pluralidad, independencia y acceso inmediato a la noticia, dada la transformación informática de los contextos mediáticos, tanto de producción como de acceso a los medios. Y por igual, han reforzado la valoración de los flujos de información, los conocimientos y las relaciones sociales a partir de la comunicación social.
Sin embargo, el uso de sus herramientas también ha permitido que cualquier persona que escribe en las redes, solo por el mero hecho de publicar, puede ser creíble. No se requiere de formación académica, fuentes identificables, tampoco existen las medidas de seguridad que impidan el flujo de noticias falsas. Lo que atentan contra la propia academia del Periodismo. ¿Por qué? Ahora, cualquier usuario de internet es considerado supuestamente periodista, cuando lo real es que quien emite este tipo de texto no son profesionales del periodismo, por lo que no cuentan con la debida preparación académica, afectando enormemente el ejercicio de nuestra carrera.
Con esta práctica se pone en duda la credibilidad informativa del periodista y por tanto se quebranta la confianza del receptor hacia nuestro sector profesional. Su impacto es tan negativo, que atropella el principio fundamental de la ética en el periodismo: Informar la verdad y sólo la verdad.
Por otra parte, la crisis sanitaria que padece la humanidad a partir del coronavirus, ha incrementado la deplorable situación social en que vive la mayoría de periodistas, quienes carecen de un buen sistema que les garantice salarios justos, seguro de salud, vivienda, transporte y un retiro digno.
Los despidos se han incrementados y, por tanto, aumenta el porcentaje de periodistas, fotoperiodistas, reporteros gráficos y otros trabajadores de los medios al ejército desempleados y enfermos.
El Colegio Dominicano de Periodistas, dentro de su rol de protección, vía el Instituto de Previsión y Protección del Periodista (IPPP) para una mejor calidad de vida de sus miembros y familiares, no cuenta con los ingresos que deben provenir para satisfacer estas demandas. Por lo que es de urgencia la aprobación del anteproyecto de modificación de la Ley 10-91, que, desde hace varios años, se plantea una nueva fórmula de recaudación para el CDP por concepto de la publicidad en los medios, mediante la cual se excluye a los propietarios de medios.
Ojalá que este llamado encuentre oídos receptivos, para poner fin a la vieja práctica de tocar las puertas de gobiernos y del sector privado con el propósito de atender necesidades de nuestros miembros y de la institución.
De las empresas periodísticas esperamos su sensibilidad, del Congreso Nacional la aprobación de la modificación de la Ley 10- 91 y de los periodistas esperamos su integración plena y apoyo a nuestra institución, en aras de lograr un CDP poderoso, consolidado y fortalecido ante la sociedad dominicana.
El periodismo es calificado como la tercera profesión del mundo de mayor riesgo. No es casual que hayan sido asesinados más de 700 periodistas en los últimos años, víctimas de gobiernos terroristas, de narcotráfico, de la delincuencia y de otros sectores contrarios a la libertad de prensa y de expresión.
De esta sangrienta cuota, la República Dominicana, lastimosamente, ha sumado más de 12 mártires de la prensa. Laten profundamente en nuestro sector profesional las consecuencias funestas del ejercicio de un periodismo responsable, razón por la que fueron asesinados los periodistas Ramón Marrero Aristy, Plinio Díaz, Luis Reyes Acosta, Guido Gil Díaz, Gregorio García Castro, Orlando Martínez Howley, Marcelino Vega, el canillita Ciprián Valdez, el reportero gráfico, Carlos Grullón, Narciso González, Juan Andújar….
Como secuela de ese pasado de horror aún se producen hechos aislados donde periodistas son agredidos, maltratados y vilipendiados, lo que nos compromete a continuar luchando para que hechos ominosos y abominables como estos jamás se repitan.
Es de justicia recordar con suma tristeza, en este emblemático 5 de abril, a los colegas fallecidos a causa del COVID 19 y a los fundadores de nuestra institución encabezados por el inmortal Emilio Herasme Peña.
De la misma manera rendirles homenaje póstumo a nuestros mártires de la prensa.
Finalmente llegue nuestro reconocimiento especial a los periodistas dominicanos que cada día cumplen con el compromiso de producir y emitir informaciones que responden al principio de la veracidad, a quienes mediante su trabajo profesional aportan al bienestar general de nuestra sociedad en el disfrute de sus derechos fundamentales mediante la divulgación de la información de prensa. y que cada día defienden la democracia, las libertades públicas, los derechos humanos, la libertad de expresión y difusión del pensamiento y la soberanía nacional. Los que defienden la patria de Duarte, Sánchez y Mella, de Gregorio Luperón y de muchos otros patriotas dominicanos.
La ocasión es propicia para exhortar a los periodistas a renovar los compromisos de ejercer la profesión con ética y responsabilidad social. ¡Enhorabuena colegas!
Colegio Dominicano de Periodistas (CDP)
05 Abril, 2021.
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