El grito de joven que busca su primer empleo.
Ilusionada, Martha Rosario deseaba cumplir la mayoría de edad para obtener su primer empleo. Cuenta que desde niña, era muy independiente y no le gustaba depender de nadie para comprar las cosas que sus padres no podían darle debido a su precaria situación económica.
Después de terminar el bachillerato y cumplir 18 años, estaba lista para ingresar al mundo laboral. Sin embargo, se encontró con la dura realidad de un país como República Dominicana, donde el desempleo juvenil supera el 25%.
Envió currículums a todas las empresas que pudo, pero no recibió ninguna respuesta. Le exigían demasiado: experiencia previa de al menos 7 años, conocimiento de varios idiomas y una formación que, debido a su edad y al sistema educativo, era casi imposible de obtener.
Finalmente, recibió una llamada, pero al acudir a la entrevista se dio cuenta de que no obtendría el empleo. Se sintió discriminada por su edad y por vivir en un barrio vulnerable en la zona norte de Santo Domingo.
Andrea Yean, una joven criada en un batey, vivió algo similar. "Sí, he sido víctima. Un ejemplo, yo soy de batey. Y a la hora de buscar un trabajo no me emplean porque soy de batey. Es muy lejos, me dicen".
"Y como no tengo experiencia laboral, tampoco me dan el empleo. Entonces, no tengo experiencia laboral, ellos no me dan la oportunidad y me quedo desempleada", dijo a Diario Libre la joven.
No hay comentarios:
Publicar un comentario