El autor es cardiólogo. Reside en Barahona.
ISMAEL BATISTA.
Hay hombres excepcionales en el accionar social, ya en el orden político, militar o en otras áreas. Son desprendidos, honestos, arriesgados, su norte es la solidaridad, absorben el decoro y la dignidad que a otros les faltan.
Por ello, se convierten en referentes de la dinámica social; están esparcidos por todos los continentes, son patriotas, luchadores, aferrados a los principios, enarbolan la bandera del cambio, la autodeterminación y la revolución.
Ellos recorren Latinoamérica en el pasado en el presente y continuarán en el futuro.
Me voy a referir a tres de los presidentes, que hoy día impulsan la integración y los cambios de manera activa América Latina.
Pedro Castillo: de procedencia rural y de progenitores analfabetos. cursó estudios primarios con muchas dificultades en ambiente campechano donde también participó activamente en los movimientos sociales en favor de los pobladores, alcanzando posiciones gerenciales.
Pero fue después del triunfo obtenido en huelga magisterial nacional de su país, en 2017, mediante la cual el sector educación obtuvo importantes reivindicaciones al sansón orientado por el dirigente gremial, hecho que lo catapultó a dirigente connotado y le abrió las puertas para adentrarse en el juego de las lides políticas.
Dentro de las cualidades singulares de este líder político es bueno destacar la transparencia y el rasgo de honestidad en su trayectoria sindical y política.
Se le acuso de financiamiento irregular durante la campaña electoral, expresándoles a sus detractores que estaba dispuesto a cualquier tipo de investigación. El candidato del partido de izquierda Perú Libre, apuntó: “me voy a sincerar y me someto a cualquier investigación. Esta campana la ha hecho el pueblo, no he recibido plata de nadie. No podemos estar sometiéndonos a actos delincuenciales y de corrupción
Mediado el 2020, Pedro Catillo, es candidato presidencial. En su propuesta electoral enarboló las más anheladas reivindicaciones de su país. En ese orden, se atrevió, a los que muy pocos candidatos presidenciales en la región de atreven: a implementar cambios profundos en la constitución peruana.
No se podía esperar menos de un hombre impregnado de pragmatismo e ideas transformadoras porque con sus hechos asume que un solo de los gobernantes en la región no le sería posible implementar los cambios que demanda la sociedad bajo los esquemas de constituciones elaboradas por dictadores.
Es oportuno el ejemplo de Juan Bosch: de seguir siendo presidente sin una nueva Constitución no hubiese hecho nada, que es lo que ha sucedido con sus sucesores.
Pedro Castillo (reseñado en líneas anteriores), Nicolas Maduro y Andrés Manuel López Obrador tienen en común incursionar en la actividad social y política para trabajar en favor de los marginados, de los pobres.
López Obrador: de trabajador social se lanzó a la actividad política con un claro concepto: ser honesto, tener buenos sentimientos y no darle la espalda a su pueblo.
Conceptos que no le permitieron permanecer por mucho tiempo en los Partidos Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD), de los cuales fue candidato presidencial, sin éxitos.
Tiempo después renuncia de este ultimo y forma el Movimiento de Regeneración Nacional (MONRENA) el cual conjuntamente con otros movimientos constituye coalición de izquierda que lo lleva a la presidencia de los Estados Unidos Mejicanos desde donde implementa la “Cuarta Transformación”.
En ese mismo orden, Nicolas Maduro Moros, previo a incursionar en la política se desenvolvió socialmente en barrios de Caracas. Organizó el sindicato del Metro de Caracas del cual fue su principal dirigente.
Pero se puede afirmar que su integración a la actividad política se inicia cuando conoce a Hugo Chávez en prisión, después del fallido golpe de Estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez en febrero de 1992, pero su connotación política en Venezuela e internacionalmente se proyecta a partir de febrero de 1999 cuando Venezuela comienza la revolución bolivariana.
Electo diputado a la Asamblea Nacional venezolana, de la cual fue presidente, así como también ministro de relaciones exteriores, entre otras posiciones ministeriales. Así mismo, fue actor de principalía en los mecanismos de integración de Latinoamérica.
En situaciones circunstanciales, en marzo de 2013 es presidente encargado de Venezuela. Su segundo mandato comienza en enero de 2019 fruto de elecciones libres efectuadas en abril de 2013.
Pero la grandeza de este simple obrero del volante eclosiona después del fallecimiento de Hugo Chávez que no solo se puso las botas del fenecido presidente, sino también el traje y, contra vientos y mareas la revolución bolivariana sigue adelante.
Ellos tres, son referentes universal hacedores de nuevas historias, por ende, son presidentes que en la actualidad acaparan la atención del mundo.
dribatistaf@hotmail.com
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