SANTO DOMINGO.-Francisco Cruz, Félix Cumbé, El Hatianito o Critz Sterlin, este último su nombre real, nunca pensó en vivir en la República Dominicana y que un día el merengue le abriría las puertas, de la mano de artistas de renombre y establecidos en este ritmo.
Su llegada aquí se originó en 1977 cuando a Félix Cumbé se le ocurrió venir a visitar a una hermana que residía en Haina, a quien tenía un tiempo sin ver.
Él no tenía dinero para pagarse ese viaje y unos amigos le prestaron un burro para que viniera, y lo hizo en compañía de un guía dominicano que conocía la ruta y quien montado en el lomo de otro burro lo llevó desde Cabo Haitiano hasta Juana Méndez y su compañero de viaje lo dejó en el río Masacre.
Con mucho trabajo llegó a Haina donde su hermana, donde lo trataron tan bien que decidió quedarse en el país. En 1978 se mudó a la Capital y trabajó en una compañía cargando blocks de 8, una actividad muy dura para él con 14 años.
Luego pasó a la empresa Baldosas de Granito y estando en esa empresa empezó a escribir canciones, pero no conocía a nadie para que las cantara.
“Yo no quería ser artista, sino compositor. Yo vivía en Los Praditos y Fernando Villalona en el ensache Quisqueya, siempre iba a su casa para presentarle mis canciones, pero él nunca estaba, pero sabía que estaba allí, durmiendo”, recordó Félix Cumbé.
Un día que estaba en su casa Fernando llegó y su esposa se lo presentó, pero no le puso ninguna atención. Sin embargo, otro día volvió, y para su dicha el artista estaba ensayando un merengue que no tenía letras. Solo había un coro que decía Félix Cundé, que era el nombre de uno de sus saxofonistas.
“Mientras ellos hacían la música yo me puse a escribir las letras y como por arte de magia, Fernando se me acercó y me dijo: Venga acá hatianito. Usted me dice que es compositor.
Le respondí que sí. Mira, yo me voy para Nueva York, usted cree que me puede hacer las letras de esta canción: Yo le respondí que sí y cuando llegó le mostré las letras y cuando las leyó me dijo: Esto es lo que yo buscaba. Yo le quité Félix Cundé y le puse Feliz Cumbé, porque sabía el significado del nombre”, expresó el intérprete de El Gatico.
Este fue un éxito en las navidades de 1981 y al siguiente año le escribió el merengue “Déjame volver”, canción que dice Félix Cumbé tiene las mejores letras de todos los temas que ha escrito.
Se hizo cantante
Haber compuesto los dos éxitos anteriores a Fernando Villalona lo llevó a las manos de Aníbal Bravo, abriendo con un merengue titulado El Gatico, tema que cayó en gracia ante el público, así como el propio cantante. Su físico no competía con el de Jochy Hernández, Bobby Rafael o Marcos Burdier, pero su gracia completaba todo eso.
A estos temas les siguieron Tonto no, La Cibaeña, Filete, El Muñequito, La Melliza, El Gritico y otros más que compuso e interpretó con Aníbal Bravo.
“Definitivamente que Aníbal Bravo me dio un gran empujón en mi carrera y a parte de eso me daba buenos consejos. También debo agradecer a Amable Valenzuela, quien también cuidaba de mí y Fernando Villalona. A todos ellos siempre los llevo presente”, destacó.
Aunque regresó a Haití por un tiempo, retornó varios años despues a este país, pues como dice, su vida está en la República Dominicana donde regresó y formó una orquesta de bachata con la cual ha grabado varios discos. Siempre está tocando, tanto a escala nacional como internacional.
Como solista
— No le fue bien
En 1987 salió con su propia orquesta, pero admite que le fue muy mal, pues sus canciones no sonaban, debido a que cuando llevaba un disco a una emisora a los pocos días ya no estaba. Esto lo obligó a desistir e irse a Haití.
fuente periodico El Dia .com
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