La juventud de Cabral, aquellos nacidos al final del siglo XX y en los albores del XXI (los millennials) conocen muy poco la importancia e impacto de Polo para la economía local, regional y nacional.
A comienzos del siglo XX Polo se convirtió en un atractivo económico fundamental, por lo apto de sus montañas para la siembra de café. Con el cultivo llegaron los productores y con ellos su crecimiento. En 1927 el flujo obligó a la construcción de varios puentes y a la apertura de un camino de vehículos hasta la Cueva del Tío Melchor. Desde La Cup (hoy Polo) algunos bajaban en mulo su producción hasta este lugar y otros lo llevaban a Cabral. Entre Polo y Cabral se produjo un flujo constante y trasiego de habitantes. Muchos se trasladaban por temporadas y otros eligieron vivir allí. Dado el clima frio de las montañas, el café era despulpado y lavado en Polo (aunque otros lo hacían en Cabral) y era secado en Cabral, en unos once sitios destinados para ellos diseminados por todo el pueblo.
La esquina caliente –calle presidente Báez con Duarte- era caliente por la confluencia constante de vehículos y pasajeros que iban o venían a ambos poblados. Era notorio el fuerte olor a café que traían las camionetas que bajaban desde aquellas lomas y sus pasajeros eran, por igual, fácilmente conocidos. Los domingos La Cup se transformaba. Ese día se abría el mercado y desde las montañas llegaban los productores a ofertar el resultado de su esfuerzo y desde el llano llevaban todo tipo de mercancías, en un encantador trasiego común de bienes comestibles y de uso del hogar.
Polo era, por mucho, un foco principal de vida económica para Cabral.
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