Por Dr. Yotin Ramón Pérez
A simple vista este tema abarca el sistema urinario y que por lógica debería ser tratado por un urólogo. Pero, como la clasificación de este trastorno incluye diversas formas y algunas están relacionadas a defectos del piso pélvico lo hace que esta patología se manejada desde el punto de vista Ginecológico; desde hace unos años ha resurgido una nueva terminología para referirse al manejo y tratamiento de la mujer que padece de una incontinencia; la uroginecología.
La incontinencia urinaria se refiere a la pérdida involuntaria de orina; de acuerdo con los lineamientos de la International Continence Society, la incontinencia urinaria es un síntoma, un signo y un trastorno (Abrams, 2002).
La mayoría de los estudios epidemiológicos indica una prevalencia de 25 a 55%. Este amplio intervalo se atribuye a la diversidad de los métodos de investigación, características de la población y definiciones de incontinencia.
Existen factores de riesgo que predisponen a el padecimiento de la incontinencia urinaria como son:
Edad: se observa un incremento notable después de los 65 años.
Raza: es más frecuente en mujeres de raza negra
Obesidad: la incontinencia urinaria aumenta de manera proporcional al índice de masa corporal, pues se ejerce una presión a la vejiga urinaria.
Partos y embarazo: es más frecuente en pacientes que han dado a luz vía vaginal, por lesión directa a los músculos pélvico.
Tabaquismo y enfermedad pulmonar: se produce un aumento persistente de las presiones intraabdominales a causa de la tos crónica del fumador, y la síntesis de colágeno disminuye por el efecto antiestrogénico del tabaquismo.
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La sintomatología incluye la perdida de orina involuntaria y es común que la paciente refiera salida de orina al toser, al levantar objetos pesados, aumento en la cantidad de veces que se va al baño, se moja la ropa interior o protector vaginal, sensación de pesadez en la pelvis y molestias urinarias (mal de orine).
Sería necesario una evaluación para establecer el diagnóstico que incluye un interrogatorio en el cual se busca establecer antecedentes, factores de riesgos y morbilidades asociadas. Un examen físico con una evaluación ginecológica dirigida a establecer defectos del piso pélvicos, valoración de la pélvis y prolapsos de órganos, se realizan pruebas como la del hisopo o aplicador donde se valora la movilidad del mismo al introducirlo en la uretra, el tacto vaginal buscaría el estado de la estática pélvica y la valoración de los órganos genitales internos. Todos estos elementos nos hacen confirmar el diagnóstico en conjunto con otras pruebas que pudieran realizarse para valorar las presiones y flujometria del aparato urinario.
El tratamiento conservador es una estrategia inicial razonable para la mayoría de las pacientes con incontinencia urinaria. La justificación detrás del manejo conservador es fortalecer el piso pélvico y brindar sostén contra el cual pueda cerrarse la uretra, existen los ejercicios de Kegel dirigidos a fortalecimiento muscular que fisiológicamente permiten la micción, como en cualquier condicionamiento muscular, deben realizarse series de ejercicios muchas veces durante el día, algunos refieren hasta 50 a 60 veces al día.
La dieta va dirigida a evitar los alimentos ricos en acidez o bebidas carbonatadas, reducción en el consumo de cafeína ya que estos producen urgencias urinarias.
Existen instrumentos que se pueden colocar mediante cirugía, como mallas, cabestrillos, pesarios, o cirugías del piso pélvico que tienen como finalidad restablecer el ángulo uretral cuya distorsión pudiera ser la causa principal de la incontinencia.
Si tienes pérdida involuntaria de orina, si padeces de este trastorno que representa una problema, personal, social y laboral lo ideal es que acudas a un facultativo a evaluarte, son varias las formas de tratamiento de la misma y cada una tiene su aplicación con resultados favorablemente demostrados.
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