Los suroestanos hemos escuchado, desde hace años, sobre la Presa de Monte Grande. Las ansias nos han comido el cerebro; porque el deseo de ver esa realidad, nos llena de esperanzas; pero luego nos abaten y nos desilusionan las frustraciones. Fue en los inicios de la década de los 80’, cuando el “Metro del Suroeste” comenzó a sonar como música agradable en nuestros oídos.
Recordamos que en el 1967, un grupo de barahoneros solicitaron al Presidente Balaguer una presa en el río Yaque del Sur para beneficio de los productores de Azua, San Juan, Barahona y Neyba. Y en 1978, se iniciaron los trabajos para la Presa de Sabana Yegua al noroeste de Azua. Pero el 31 de agosto del 1979, el huracán David azotó nuestro país, y en el sur hubo desastres casi totales: muertes, devastación agrícola, viviendas, vías, redes eléctricas; miseria, enfermedades; en fin, una debacle socioeconómica nunca vista.
Pero como si eso fuera poco, 6 días después, la tormenta tropical Frederick (Federico) mantuvo bajo fuertes lluvias e inundaciones a toda la región sur, causando la muerte de miles de reses, que se sumaron a las desgracias anteriores. Por esos fenómenos, la Presa de Sabana Yegua, completó su llenado antes de lo previsto y las aguas desbordadas lo inundaron todo. Se inundó el mismo pueblo de Sabana Yegua. Lo que determinó que fuera trasladado al lugar donde hoy se encuentra. Además, esas aguas sumadas a las de las lluvias, inundaron las comunidades de Tamayo, Vicente Noble, Jaquimeyes y otras más.
En agosto del 1980, llegó el huracán Allen, que aunque pasó alejado, nos trajo nuevas afectaciones y más inundaciones. Esos desastres ocurrieron en los primeros dos años del período presidencial de Antonio Guzmán Fernández, y trajeron como consecuencia que se tomara la decisión de hacer una obra de infraestructura que disminuyera esas amenazas y vulnerabilidades para los suroestanos.
Se iniciaron recorridos de campo y los primeros estudios en las zonas afectadas. Se habló de construir una presa que almacenara agua para consumo humano, para la agropecuaria; para energía hidráulica y que funcionara como control de inundaciones de vaguadas y tormentas tropicales. Durante esos aprestos, se inaugura la Presa de Sabaneta, en San Juan de la Maguana, el 24 de junio del 1981.
De esa fecha en adelante, se habló muy poco sobre Monte Grande y solo la voz autorizada de Mamerto Rivas se escuchaba con fuerza y algunos “loquitos”, los que esperamos que este estado de miseria cambie para todos los que vivimos en esta parte de la geografía nacional, también retumbaban sus voces sobre la obra.
En 1987 se presentó el huracán Emily y de nuevo nos azotaron los desastres. Para el siguiente año, 1988, vino Gilbert y… ¡Oh desgracia!... Nuevas calamidades para todos. 10 años más tarde, en 1998, vino el terrible huracán Georges. Este acabó con la Mesopotamia en San Juan e hizo daños en Tamayo, Vicente Noble, Jaquimeyes y otras comunidades de la cuenca baja del Yaque del Sur. Se destruyó el 90% de la producción platanera de la zona.
En 2003, nos azotó la tormenta tropical Odette y la irresponsabilidad de los gobiernos seguía tan campante como Juancito el caminador. Para el 2004, desde el CURSO-UASD se editó un boletín que recogía las principales ventajas de la Presa de Monte Grande para Bahoruco, Independencia y Barahona. Todo con la intención de que nos motiváramos en la consecución de esa anhelada obra y ver si se lograba desde las instancias estatales la decisión definitiva. Pero… ¡NADA!
Una nueva voz sale en el horizonte de las esperanzas suroestanas. El obispo Rafael Felipe Núñez. Desarrolla sendos encuentros multitudinarios en Barahona y en Neyba para pedir la construcción de la presa.
En 2007, nos azotan las tormentas Noel y Olga. Una detrás de la otra; la primera en octubre y la segunda en diciembre. De nuestra parte seguimos arando en el desierto y en 2008, con los auspicios de Participación Ciudadana, presentamos una conferencia sobre la Importancia de Monte Grande en el Hotel Barahona. Luego, en agosto del 2009, el gobierno de Leonel Fernández informó por medio del Director de INDRHI, Rodríguez Pimentel, que en una semana dará inicio a la presa.
*Autor Exdirector UASD Centro Barahona, militante desarrollo sostenible