En el guion original de la cinta cinematográfica El Planeta De Los Simios, (1968), el director Franklin James Schaffner, nos relata la historia de un grupo de astronautas a la deriva los cuales por cosas del destino logran salvar sus vidas cuando aterrizan en un planeta de simios con un coeficiente intelectual muy desarrollado, en dicho planeta son ellos, los humanos, los que son perseguidos y hasta enjaulados como bestias salvajes.
En el caso Dominicano la misma historia se repite a lo inverso, no hay dicho vuelo espacial sino una frontera abierta, un presidente sin material colgante para cerrarla y sobre todo el miedo terrible a las organizaciones internacionales que nos juzgan y condenan si nos atrevemos a tomar cualquier acción en contra de los que hoy nos invaden.
De paso quiero aclarar que aunque el parentesco, costumbres y nivel de salvajismo de los Haitianos es una replica casi perfecta de los simios ya mencionados, no es de su fisionomía que les quiero hablar, el tema a tocar es su efecto sobre la República Dominicana en la actualidad, pues seria imposible negar que ningún país que resiba 2 millones de personas con costumbres barbáricas e insalubres, estos no afectarian su nivel de pobreza, educación y etnia.
En su visita de ayer a la selva Haitiana, el secretario de Seguridad Nacional estadounidense, Jim Kelly le pregunto al jefe de la tribu Jovenel Moise sobre que pensaba hacer con los 60,000 Haitianos resibidos en USA después del terremoto, los cuales ya están locos por devolvérselos.
También pasa lo mismo en Brasil, México Bahamas y otros países donde esta plaga ha llegado.
Aquí no!
Esto es fiesta y mañana gallos, que importa que se chupen el 40 por ciento del presupuesto de salud, el 60 por ciento del de educación en las zonas rurales, que le corten los brazos a una niña Dominicana de catorce años por el simple hecho de no corresponder, como buena hija de Duarte, a las insinuaciones sexuales el invasor atrevido.
Que nos importa que los pobresitos y trabajadores hijos de Boyer, formen bandas de secuestradores, que defequen en plena vía publica, que nos violen a nuestras madres, hijas, tías, nietas, etc.
Es mas por que debe de importarnos, el odio y resentimiento que ellos llevan por dentro, por que no ignorar la rabia que les produce ver ondear nuestra bandera tricolor, el mismo resentimiento de un niño pobre sin juguetes un 6 de enero, mirando con envidia a su vecinito y mal diciendo al padre de este, en vez de culpar al suyo por no proveerle los juguetes añorados.
No ombe nos le demos mente a nada, que no cumpla la ley laboral que exije que el 80 por ciento de la mano de obra tiene que ser Dominicana, ni hablar de la sentencia 168-13, la cual define la ciudadanía dominicana, no ombe, que hace que tranquen el comercio de la frontera cuando quieran, que asalten nuestros puestos de policía, que importa que las esquinas céntricas de nuestra república este abarrotada de esta gente pidiendo limosnas y fuñendo nuestra imagen ante el turismo.
Ahorita aparece el mismo idiota que dijo "los Haitianos han construido el país" y me acusa de injustamente de racista, sin saber mi amor incondicional hacia ellos..del rió Masacre para atrás.
Carlos J. Díaz Gómez.