Fuente neybainformativo
Las autoridades de Migración de Haití visitaron ayer el centro de acogida de personas que serían repatriadas por el paso fronterizo entre Jimaní y Malpaso, construido por las autoridades dominicanas para gestionar los procesos de repatriaciones.
El centro estará dividido en dos alas, una para varones y otra para damas. Ayer tenía instalado parte del mobiliario y se esperan para las próximas horas los colchones de las bases metálicas, construidas a razón de columnas de tres piezas.
Los directores Maxrau Glaudin, de Migración en Malpaso, Haití, y el coronel Liriano González, jefe dominicano en Jimaní, se reunieron por espacio cercano a una hora para también gestionar y afinar los procesos de repatriaciones que se prevé comiencen en las próximas horas. Un funcionario del gobierno haitiano comentó anoche que a pesar de estar las camas instaladas, la idea que se maneja es que los migrantes no perduren por mucho tiempo en el lugar. También indicó que la estructura que levanta su gobierno en Malpaso ha avanzado un poco, pero que aún no ha sido equipada.
González, el director dominicano, aseguró que el lugar cuenta con 200 metros cuadrados de construcción, y que contará con baños, lavamanos y los espacios para descansar en caso de que los migrantes necesiten pernoctar.
Así comienza República Dominicana sus pasos para las eventuales repatriaciones de inmigrantes ilegales, a propósito de concluir el pasado miércoles el Plan Nacional de Regularización de Extranjeros, un proceso activo por 18 meses y al que se acogieron 288,466 extranjeros, un dato que queda distante de los 524,632 migrantes que reconoció la primera Encuesta Nacional de Inmigrantes del país, levantada en 2012.
Ese dato representa el 5.4 de la población dominicana y tiene como uno de los principales hallazgos que la mayoría de los inmigrantes proviene de Haití, el 87.3% del total de 458,233, para ser exactos. Las autoridades dominicanas, pensando en las repatriaciones, han capacitado a 150 inspectores de Migración y también a 1,000 militares, que les apoyarán en las labores de seguridad. Los entrenamientos que recibió el personal tenían énfasis en respeto de los derechos humanos y conocimiento básicos de creole, la lengua haitiana.
El Plan Nacional de Regularización compone junto a la Ley de Naturalización, a la que solo 8,775 personas se acogieron, parte de la reforma migratoria que comenzó con la sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional, que negó la nacionalidad dominicana a una mujer porque sus padres se encontraban en “tránsito” y sin documentación legal en el país.
En Jimaní y Malpase la vida no ha cambiado mucho. Todos están metidos en su mercado diario, aquel que las autoridades insisten en marcar con lunes y jueves como días oficiales. Solo se agregan las coordinaciones con autoridades haitianas para el comienzo de las deportaciones y el anuncio de que el centro de acogida de migrantes ya está listo, como novedades.
El murmullo de la gente, esa amplísima conversación que se extiende por la ribera del Azuei, y que vuela junto al polvo, suele creer que las cosas seguirán igual que hace unos días.
Que las temidas deportaciones, hábiles para ejecutarse desde ayer a quienes no se acogieron al Plan de Regularización, serán cuestiones momentáneas y que los repatriados serán en poco tiempo los migrantes de mañana…
(+) PROGRAMA DE ACOGIDA
El Plan Nacional de Interdicciones, como le ha denominado el Gobierno dominicano a su plan de repatriaciones, establece que los días para esas acciones van de lunes a sábado, y no podrán exceder las 5:00 horas de la tarde en cada día.
Para Pedro Cano, el coordinador del Servicio de Jesuitas de Refugiados, hay una cosa que debe quedar clara antes de comenzar cualquier discusión sobre el tema: su queja de que las repatriaciones comenzaron desde el pasado mes de enero, aun en violación del decreto presidencial que las prohibía. Y agrega algo más: en Independencia, siendo el punto más cercano con la capital haitiana, nunca se abrió una oficina del Plan Nacional de Regularización.
Eso provocaba, va contando Cano, que los migrantes interesados en acogerse al Plan se desplazaran hasta la oficina de Barahona, a más de 100 kilómetros de distancia, siendo retenidos en los puntos de chequeo de los militares dominicanos y reenviados por no tener documentación que les “avalara su tránsito”. También sometidos a chantajes, asegura.
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