Por Leonardo Plata.-
BARAHONA:- La República Dominicana, está atravesando por una de sus peores crisis institucional y moral, que jamás se hubiera manifestado tan descaradamente.
Los últimos casos de corrupción, así como personas que ostentan cargos públicos que han sido sometidos a los tribunales de la república, son vergonzoso para un país que quiere salir de la miseria, de la pobreza a que la han sometido la clase política del país.
Por el ejemplo, el caso Figueroa Agosto, uno de lo casos de drogas y complicidad de las autoridad más sonados de todos los tiempos, donde se pudo ver como el organismo representante de la sociedad como lo es el ministerio público, negoció con estas personas que traficaron y lavaron dinero producto del narcotráfico con la complicidad de altos funcionarios militares y policiales que no fueron tocados ni con el pétalo de un rosa, y que hoy de esa macabra red, no queda un solo preso, lo que evidencia el nivel de corrupción y debilidad de nuestras autoridades.
Pero que ejemplo, con que calidad moral, el poder judicial puede juzgar a una persona que ha cometido un robo simple; si una jueza egresada de esa fallida escuela de la judicatura puso en libertad mediante una garantía económica de tres millones de pesos, a través de la modalidad de fianza, que es equivalente a unos RD$300,000.00 pesos, al dirigente del Partido Reformista Social Cristiano-PRSC José del Carmen Cruz, acusado de cambiar etiquetas a medicamentos vencidos para venderlos como nuevos, sin sopesar el daño que esta persona le hizo a miles de ciudadanos que tiene problemas de salud y compraron estas medicinas vencidas y adulteradas; pero el caso Del Tiempo Marquez, donde un ex jefe de la policía, es dueño de un apartamento de una torre incautada, y que ese mismo jefe nombró a ese señor y su hijo como oficiales honorífico de la Policía Nacional, entre otros casos que dan asco y vergüenza.
Entonces, ¿Cuál es el ejemplo que le estamos dando a esta sociedad, carcomida por la impunidad y la complicidad de las autoridades, esas mismas que están llamada a impartir justicia para garantizar la armonía social y la sana convivencia de la sociedad dominicana, pero que lamentablemente se han unido a los que quieren ver esta patria destruida?
Las sentencias alegres y sin fundamento legal, que muchos tribunales (jueces emiten, en nombre de la república y por autoridad de la ley, se han convertido en el mejor aliado y socio de los que cometen actos de corrupción, de los que se han encargado de hundir en la miseria a más de un millón de dominicanos y dominicanas, esos jueces y juezas, no son dignos de ampararse en el manto de la ley y de tras de la Diosa Temis, para administrar la justicia en este país.
Ante esta situación de languidez y de complicidad judicial, el pueblo dominicano, los que hacemos opinión pública, estamos en el deber y en la obligación de defender la institucionalidad y la democracia de este país, que tanto sacrificio, tanta sangre de hombres y mujeres para poder conquistar la libertad y la democracia coja que aún tenemos, pero que unos pocos por el oro corruptor de sectores oscuros y del poder político quieren tronchar y mutilar.
Termino este comentario, con una de las frases emblemática de esta gran mujer como lo fue Elena de White, cuando expresó: “La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde, hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos”.
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