Evo Morales ha vuelto a ganar las elecciones bolivianas. Según los datos de las encuestas a pie de urna y el recuento rápido elaborados por los medios de comunicación bolivianos, el candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) habría logrado entre el 59,5% y el 61% de los votos, lo que le serviría para revalidar los dos tercios en la Asamblea, cruciales para tener el control total en la toma de decisiones. De cumplir su mandato, Morales se convertirá en el presidente que más años (14) habrá permanecido en el poder en la democracia boliviana, que la semana pasada cumplió 32 años.
Los bolivianos habían acudido entre la casi certeza de una reelección arrolladora del presidente y la esperanza opositora de no derrumbarse. Así, según las encuestas, el empresario Samuel Doria Medina (Unidad Demócrata) ha conseguido entre el 24% y el 25,3%, casi 10 puntos más de lo que le aventuraban los últimos sondeos presidenciables. El expresidente Tuto Quiroga alcanzaría el 9% de los votos. Los otros dos candidatos, el exalcalde de La Paz Juan del Granado y el ambientalista Fernando Vargas, lograrían el 3% de los votos cada uno.
Tras conocerse los primeros resultados, el presidente salió al balcón del Palacio Quemado, en la plaza de Murillo, para agradecer a sus seguidores el nuevo triunfo electoral. Entre continuas consignas anticapitalistas, Morales instó a la oposición de "trabajar juntos" por Bolivia. "No hagamos confrontación", insistió.
Es la primera vez que Morales gana en Santa Cruz, bastión de la oposición
Morales ha logrado también, por primera vez, el triunfo en el departamento de Santa Cruz, el motor económico del país, bastión opositor y uno de los focos de más tensión durante su primer mandato, tras el desafío autonomista de 2008. A pesar de su discurso izquierdista y anticapitalista, Morales ha aplicado una lógica liberal con los empresarios y ha hecho suya la hoja de ruta que estos le plantearon el pasado año. De la consecución o no de estas promesas dependrá su avance en el oriente del país.
La propaganda estatal y los índices de popularidad de Morales propiciaron una campaña muy descafeinada, sin debates. El presidente no quiso tener un cara a cara con el resto de candidatos. El empresario cementero Doria Medina, uno de los hombres más ricos del país, se enfrentaba por tercera vez a Morales. Partidario de mantener el Estado Plurinacional creado por el mandatario, su carta de presentación era la experiencia como hombre de negocios. La figura de Doria Medina quedó menguada con la irrupción de Tuto Quiroga (Partido Demócrata Cristiano) a mediados de año. Residente en Estados Unidos, es el único de los aspirantes partidario de romper con la senda actual del país. Finalmente, habría conseguido aglutinar lo que él denominó la última semana como "voto útil".
Muy por detrás han quedado los dos opositores de corte progresista. Al excalcalde de La Paz Juan Del Granado (Movimiento Sin miedo) le avalaba su buena gestión al mando de la alcaldía de la capital, entre 1999 y 2010. Su máxima ha sido: “Ni con el pasado neoliberal ni con el presente estancado”. El aspirante al que las encuestas auguraban peor suerte era Fernando Vargas (Partido Verde de Bolivia), uno de los líderes de las marchas indígenas que lograron interrumpir parcialmente la construcción de una carretera en el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis), uno de los episodios más criticados y oscuros del segundo mandato de Morales. Su candidatura se consideraba, en cierta medida, la de las comunidades indígenas en desacuerdo con el oficialismo.
Si hay una fecha marcada a fuego en toda América Latina seguramente sea el 12 de octubre. En Bolivia, la llegada de Evo Morales al poder en 2005 no solo ha permitido la progresiva inclusión a la sociedad del sector más discriminado, el indomestizo, gracias a la bonanza económica vivida por los altos precios de las materias primas y los hidrocarburos. Desde que se instaló en el Palacio Quemado, Morales se ha fijado como objetivo la ruptura con cualquier vestigio de colonialismo, sea en la práctica o de forma simbólica. De ahí que no resulte circunstancial la fecha elegida por el presidente para convocar unas elecciones que ponen punto y seguido en el país andino, tras una década de crecimiento y de estabilidad política.
elpais.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario