Derrota de la soberbia

José Alejandro Ayuso 

A mi gusto y lo comparto, nunca mejor condensado lo ocurrido el pasado domingo que por el sagaz y aguerrido periodista, hombre comprometido con las causas de verdad patrióticas y gran amigo mío y de mi familia Ramón Emilio Colombo, en su Minuto del miércoles 15 de enero titulado “La derrota de Leonel”.
“Danilo arrasó en la convención, infligiendo a Leonel su primera gran derrota en el partido, porque, aún estando en la máxima altura del poder, está más cerca que aquél de la base peledeísta; porque este país, donde sea, incluyendo a las masas moradas, ya no resiste el absolutismo caudillista de ningún pretendido Perínclito y porque en el trasfondo de su accionar por la vuelta al Palacio Nacional siempre aparece, descarado y jactancioso, soberbio en su sospechosa fortuna, el jefe de su campaña, Félix Bautista, a quien, aunque Leonel no lo admita, muy pocos tragan dentro y fuera del PLD”.
Cuentan amigos leales al Presidente Medina que, muy ocupados como funcionarios en su faena de gobernar el país y de resolver “crisis” que otros crearon, en el terreno político-partidario no vieron venir al grupo que los devastó en las primarias del 2007 y que usufructuó a sus anchas el poder en los últimos 8 años.

Por fortuna para un pueblo que siempre merece mejor suerte que la de caudillos sucesivos con aires de mesianismo providencial, el dirigente político de larga data y eficiente desempeño que ha sido Don Danilo Medina, hoy presidente de la República por méritos irrefutables, que no por el azar que a veces tiene categoría histórica, hizo un paréntesis en su desempeño como primer mandatario de la nación y “se puso las pilas” con este asunto de la elección al importante Comité Central de su partido.

Al efecto, con su inclinación de siempre a apoyar las bases del PLD y teniendo en mente que “la única función real del líder es producir nuevos líderes, no más seguidores” (Ralph Nader, abogado y político estadounidense), Medina reagrupó sus huestes, preparó su plan de ataque basado en la mejor valoración partidaria y ciudadana de los candidatos de su tendencia, y se dispuso a vencer las tropas con tufo a un pasado al que sólo unos pocos favorecidos hasta la complicidad quisieran volver.

Gracias a esta oportuna intervención salió derrotada la prepotencia, la arrogancia y la soberbia de quienes pretendían “servir el pasado en copa nueva” y“ convencer” a sus compañeros de partido con dádivas extraídas de su propio, vasto y cuestionado peculio.

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