POR RAMON LOPEZ YNOA.
Tomado de ecosdelsur.net
Aunque realmente la celebración de la Natividad o Navidad es un solo día, el 25 de diciembre de cada año, fecha en la que la tradición dice nació el niño Jesús allá en Belén de Judea, a esta festividad se le añaden los días de Año Nuevo y de los Santos Reyes lo que hace que las festividades se extienden por alrededor quince días.
Para hacer más alegre el tradicional período de la Navidad el gobierno dominicano entrega el ya famoso sueldo 13 y libera el horario de restricción para el expendio de bebidas alcohólicas. Las instituciones públicas reducen sus actividades, el comercio aumenta sus actividades, la gente desinhibida hace de cualquier motivo una ocasión para celebrar.
Llegan nuestros familiares y amigos del exterior, y en el país, se aprovecha la temporada para la gente viajar a sus lugares de orígenes, una, y otra hace una especie de turismo interno.
En fin, son dos semanas de, prácticamente, celebraciones seguidas.
Pero estas celebraciones suelen tener sus efectos colaterales adversos si no se toman las precauciones de lugar, precisamente por la desinhibición de la gente. A veces uno llega a pensar que la gente entiende que el feriado de la Natividad es el último que ocurrirá y que hay que hacer lo que en todo el año no se hizo.
Por eso se debe recordar que en enero el país necesita de toda su gente, de que en enero la producción nacional necesita volver a su ritmo normal y que las actividades cotidianas de toda la nación han de volver a su rutina.
La prudencia es fundamental en estas dos semanas. La paciencia es más necesaria que antes, y el sosiego en las carreteras del país y en las calles de nuestras ciudades es garantía de que estas navidades sean, primero que nada, la celebración de un nuevo aniversario del nacimiento del Salvador de la humanidad y, en segundo lugar, un espacio para resarcirnos de la fatiga de todo un año de trabajo productivo.
Que disfrutemos todos y todas sanamente los días de la Navidad.
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