Escrito por: José Alejandro Ayuso ( jayuso@equidad.org.do )
En el 2005 sugerí públicamente al Senado de la República un proyecto de resolución que rezaba así:
“Considerando: Que la política exterior constituye el instrumento fundamental de acción del Estado en la dinámica internacional, y que su ejecución exige la definición y aplicación de principios y lineamientos coherentes con las necesidades nacionales.
Que el esquema global en que se encuentran insertas las relaciones entre los Estados exige una modernización de la gestión que permita la activa participación del Estado en los diversos procesos de integración regional, siempre en defensa del interés común a la mayoría de los dominicanos.
Que para hacer frente y participar de manera ventajosa en la dinámica internacional, tanto la Cancillería como el Servicio Exterior requieren de una profesionalización y de una especialización crecientes de los recursos humanos que permita responder a las demandas económicas y sociales para el desarrollo nacional.
Que es del alto interés del Senado de la República dar seguimiento a las oportunidades de intercambio y cooperación que contribuyan al fortalecimiento de las relaciones bilaterales y multilaterales de la nación dominicana.
Vistos: La Constitución de la República, las leyes y reglamentos aplicables y los convenios internacionales sobre la materia.
Resuelve:
Artículo 1: Prestar suma atención al proceso de selección, nombramiento y adiestramiento del personal diplomático que integrará el servicio exterior dominicano.
Artículo 2: En adición a los requisitos mínimos que exige la ley, el Senado también tomará en consideración, al momento de ratificar los nombramientos de los embajadores y jefes de misiones permanentes acreditados en el exterior que le someta el Presidente de la República, que los candidatos demuestren conocimientos actualizados en materia de política internacional y experiencia en el ejercicio de la diplomacia.
Artículo 3: En los casos específicos de los jefes de misiones ante organismos internacionales como los del sistema de Naciones Unidas y la Unión Europea, el Senado evaluará caso por caso la idoneidad de los candidatos propuestos, en atención a la capacidad técnica requerida para el desempeño de sus funciones.
Artículo 3: En relación a los funcionarios diplomáticos de índole política y de alta confianza del Presidente de la República que sean propuestos para su ratificación al Senado de la República, exigir que los mismos reciban la debida capacitación en materia de relaciones y de asuntos internacionales en la Escuela Diplomática y Consular que funciona en la Cancillería, con anterioridad al inicio de sus funciones.
Artículo 4: En cuanto a los servidores públicos que han cumplido los requisitos de ley para adquirir la condición de funcionarios diplomáticos de carrera, que la misma sea respetada con el mantenimiento del ejercicio de sus funciones, o con la jubilación si aplicare, o mediante la puesta en disponibilidad del funcionario, sin que esto último implique pérdida de su condición de diplomático de carrera ante la Administración del Estado”.
Entiendo que, casi 8 años después, continúan sin aplicación la mayoría de los criterios vertidos en este proyecto de resolución. Y cobra mayor importancia en esta coyuntura donde se ha convertido en un reclamo social depurar y renovar el personal de la Cancillería y del servicio exterior dominicano. Y no sólo por supernumerario.
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