Un comando élite de soldados de Estados Unidos mató el 1 de mayo a bin Laden en una residencia en el norte de Pakistán, donde se dice vivía con su familia
El hombre que cayó deshecho por los disparos precisos de las armas de un cuerpo élite del poder norteamericano no estaba armado al momento de ser sorprendido por sus potenciales captores, relatan las reseñas.
Es un momento terrible y frágil y de muerte por disparos certeros, a quemarropa, puede decirse, en honor a los hechos.
El hombre abatido dirigía una organización escalofriante, que se intitularía Al Qaeda, que no es sólo una “entidad” sino un concepto político-religioso.
La concepción establece diferenciaciones específicas, dignas de ser atendidas.
Un concepto establece un ángulo metafísico de la realidad, una visión ideal, una idea subjetiva.
La organicidad habrá de sobrevenir confirmada por los hechos.
En cuanto al terrorismo, hay más de una manera de ejercerlo y más de un motivo para hacerlo:
a) invadiendo naciones que dejen a su paso un buen botín que incluya el producto estratégico llamado petróleo,
b) b) desde un estado todopoderoso e invocando sentimientos de libertad y de derechos humanos que devienen populares y que resultan manipulables desde y hacia la multitud expectante o atemorizada.
c) Hay otra forma de terrorismo, muy publicitado, sobre todo para ocultar las rapacidades del primero, que consiste en organizar formas vengativas con individualidades actuando de forma “solitaria” y solidaria.
¿Qué resistencia que se halle libre del triste patetismo del momento, de las lúgubres intenciones homicidas, se puede organizar ante una irrupción inesperada del enemigo que te invade la casa con armas de una sofisticación desconocida y altamente efectiva en el culto a la muerte que es sustancial a toda potencia dominante?
En un inglés transparente que él no pudo llegar a entender porque se lo impedía el desconocimiento del habla de sus apresurados interlocutores, ellos le pidieron con premura que se rindiera.
En realidad era, (rememorando aquello las ininteligibles confesiones que urgía el conquistador español ante sus víctimas indianas), una manera de preparar el urgente fusilamiento incontestable con algún toque de veracidad oficial que no hiciera aparecer como cobardes a los guardias de élite que ya iban con ineludibles y precisas órdenes de muerte, no importan los detalles posteriores, que pueden ser reorganizados a petición del circo mediático..
El hombre hizo un inútil ademán de resistencia que no sobrepasó el gesto que decide la presa ante su abrumador enemigo.
Bastó esa breve resistencia imprecisa para que lo fulminara una descarga junto a una mujer que las crónicas posteriores sitúan como rehén del hombre más buscado.
El conocimiento del asesinato de una hombre notable por su radicalidad mortal lanza a la gente a las calles resentidas por un evento, o una sucesión de ellos, escalofriante para la convivencia más o menos libre y cuyas consecuencias no tocan ni con una flor a los gestores de la represalia, unos señores de la guerra que no pueden sin menoscabo de su mandato, desobedecer la órdenes secretas de atacar dondequiera que haya reservas mineralógicas y de carburantes.
Después de esta muerte binladinesca, en el claro estilo de su forma original de hacerlo, se ha reclamado a gritos otro ejercicio macabro con otro dirigente de nombra Omar Gadhafi.
La tendencia ahora es a dar relieve a la violencia y a la sangre, lo que confirma la historia terrible de los procesos sanos.
UN APUNTE
El hecho
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, confirmó el lunes 2 de mayo la muerte del líder de la organización terrorista Al Qaeda, Osama Bin Laden.
"Puedo informar al pueblo estadounidense y al mundo de que Estados Unidos ha matado a Osama Bin Laden", dijo Obama, en un discurso desde la Casa Blanca. Dijo que había muerto con otros miembros de su familia.
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