Que no se repita, por favor.
Por: Juan Francisco Matos
Este domingo, 10 de abril, decidí dar un paseo por la ciudad con un nieto, de tres años y una hija de 6, esta última llamada Jessica Matos, una niña de color. Partimos desde mi residencia en el barrio Savica y llegamos al Parque Central, donde a ambos les compré algunas cosas de niños en una de las casetas improvisadas en ese lugar de esparcimiento.
Mientras dialogaba animadamente con una persona, a Jessica le dio voluntad de ir al sanitario (se estaba haciendo pipí), por lo que le indiqué que fuera al baño de la HELADERÍA BOM, ubicada frente al Parque Central, de la cual nos encontrabamos a pocos metros de distancia.
Pero cuando la niña fue a penetrar al baño, una gentil jovencita que en ese momento estaba de turno en la HELADERÍA BOM le dijo: "NO PUEDES ENTRAR AL BAÑO PORQUE ERES HAITIANA".
Eran exactamente las diez y 25 minutos de la mañana. La niña volvió desesperada hasta donde me encontraba y me dijo lo ocurrido, por lo que la tome de mano y corrí con ella al baño del negocio denominado Mi Campiña, donde mi hija hizo un poquito de pipí, porque ya había derramado la mayor parte en su panti porque no podía aguantar más la orina.
Salí del baño del negocio y me dirigí hacia la HELADERÍA BOM con la niña, donde le dije a la gentil jovencita: "Joven, si esta niña fuera de color claro como usted, de seguro que le hubiera permitido entrar al baño, pero como es de color negro, no la dejaste, le prohibiste la entrada y para colmo, le enrostraste que era haitiana".
La hermosa y gentil damita no dijo ni esta boca es mía, porque de seguro que le remordió la conciencia por la acción cometida. Mientras estaba en la HELADERÍA BOM, se presentó un joven muy decente y se excusó por lo sucedido. No se si este señor es el dueño del negocio o si tiene alguna relación con el, lo que si se, es que este se sintió muy mal por lo ocurrido, ya que se lo noté en su rostro.
El hombre se sintió tan mal que luego fue al Parque Central, donde todavía me encontraba lamentando lo ocurrido. Amigo lector imaginese usted si en vez de hacer pipí, mi hija hubiera hecho pupú.
De haber sido así, yo iba a pasar un mal momento debido a que me encontraba muy lejos de mi residencia. ¿considera usted, amigo lector, que esa joven de la HELADERÍA BOM califica para trabajar en este u otro negocio?, yo creo que no.
Si por casualidad de la vida yo fuera el dueño de esa heladería, de inmediato hubiera echado de allí como a una perra a esa gentil jovencita por haber asumido una actitud tan cruel contra una niña de seis años sólo porque es de color, y ser la culpable de que esta mojara su panti, por no permitirle entrar al baño a orinar.
Como ser humano que soy y padre de la niña, me sentí molestó y muy apenado, tras notar que el el ánimo de la pequeña, quien momentos antes corría y saltaba por el área del Parque Central, estaba por el suelo y su rostro se había transformado en tristeza.
No obstante, creo que si el dueño de la HELADERÍA BOM se entera de este caso, cancelará esa jovencita por no ser digna de trabajar en un negocio que goza de tanto prestigio y respeto en el país como esta heladería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario