Agradecimiento (Primera Parte). - Campesino Digital

Notas:

martes, 5 de abril de 2011

Agradecimiento (Primera Parte).


Por Teuddy Ariel Sánchez.


Estas palabras debí escribirlas hace varias semanas, pero por condiciones de salud y de nostalgias no me era posible. Debo agradecer a muchas personas e instituciones, la mano amiga y solidaria en esos momentos difíciles que se iniciaron el sábado 19 de febrero.



El amigo David Ramírez, del periódico digital barahonero.com, en una visita al Centro de Diagnóstico, Medicina Avanzada y Telemedicina (Cedimat), me solicitó que escribiera todos los pormenores de ese día, cuando tuvo el infarto, pero aun no estaba en ese animo, por muchas cosas que no son necesarias contarle. Detallo.


El sábado 19 de febrero, me levanté a las 7:00 de la mañana, mas tarde de lo acostumbrado por ser fin de semana, y no era día de llevar a Dariel al Colegio.


De inmediato encendí la computadora e Internet, desde ahí me trasladé a baño, a la cocina a tomar agua como de costumbre y finalmente a la computadora, pero el dolor en el pecho ya estaba haciendo su efecto, donde solo pude revisar mi correo, y desde ahí de vuelta a la cama porque el dolor era intenso cada minuto que pasaba.



Tras estar acostado, tuvo nauseas y posteriormente vomité, lo que le preocupó a mi esposa, quien abrió la persiana y observó a la señora Dulce, vecina de enfrente que ya estaba barriendo el frente de su casa, a la cual le solicitó que llamara al vecino, Oscar Luperón para que me llevara al médico, petición que atendió de inmediato llamándolo por el patio de su casa.


En pocos minutos, estaba en mi casa, Lucy, la esposa de Oscar quien ayudó a Mirna a ponerme la ropa. Oscar llegó, me ayudaron a montar en el vehículo y partimos a la Clínica Magnolia, después de las 7:30 de la mañana, donde llegamos y donde la emergencia estaba sola. Lucy y Mirna salieron en busca del médico de turno, que llegó minutos después.


Le conté lo que me estaba sucediendo, y me dijo que me esperaba un momento que la enfermera estaba en un parto para que me inyectara.


Al no llegar por mucho tiempo, el doctor no tuvo más remedio que ponerme la inyección. Pasaba el tiempo, el dolor era mas intenso.


El medico no visualizó que podría tener un infarto, por lo que le solicité que me llamara a la doctora Milka Féliz para que me atendiera, a lo que el respondió, “no te preocupes, lo que yo te inyerte te vas a quitar el dolor”.


Minutos después, llegó el doctor Marcos Soto, que había terminado de hacer una cesárea y me preguntó que tenía, respondiéndole un dolor muy fuerte en el pecho. Soto duró unos minutos ahí y después se marchó.


En ese momento, llamé a mi esposa y le dije que me llamara al doctor Soto, por lo que ella salió corriendo de la emergencia de la clínica, y lo encontró ya dentro de su vehículo, expresándole de que yo lo estaba llamando.


Al regresar, Soto me dijo, “dime Teuddy en que te ayudo”, por lo que le solicité que me llamara a la doctora Féliz para que fuera allí atender. Soto salió de la emergencia y llamó a la doctora Féliz, pero ésta estaba en Santo Domingo, por lo que de una forma hábil e inteligente, el reconocido ginecólogo llamó al doctor Teodoro Reyes, y le dijo cual era mi situación para que viniera en el menor tiempo posible atenderme.


Soto entró de nuevo a la emergencia y me dijo que la doctora estaba en la Capital, pero que el llamó al doctor Reyes para que me viniera a atender, quien en minutos estaba ahí. ¿Que tienes Teuddy?, fueron las primeras palabras del doctor Reyes, respondiéndole que tenía un terrible dolor en el pecho, donde de inmediato comenzó a evaluarme y el se percató de lo que ya estaba en proceso, un infarto.


De inmediato le solicitó a la enfermera que me diera varias pastillas, y que llamara el neumólogo porque también se dio cuenta de que tenía los pulmones llenos de líquido, y que se podría producir un edema pulmonar.


Antes de llegar el doctor Mateo, Reyes le solicitó a la enfermera que le pasara el aparato para hacerme un electro, recibiendo la noticia de que el mismo tenía semanas dañado, por lo que este optó por salir corriendo de la emergencia y subir al segundo nivel, a su consultorio en busca de uno.


Al doctor Reyes hacerme el electrocardiograma, confirmó lo que ya sospechaba, un infarto se estaba produciendo en mi, por lo que solicitó la presencia de un familiar, respondiendo Dominica Cuevas, que ya había llegado a la clínica que buscaran una ambulancia lo mas pronto posible.


No se quien hizo la diligencia de buscar la ambulancia, pero en poco tiempo estaba ya ahí. Me dieron la noticia de que me iban a referir a Santo Domingo.


Le solicité a Dominica que me acompañara, pero esta no quería. Ella era una de las tantas personas que estaban ahí que sabia de que yo no llegaba vivo a Baní. Insistí con Cecilia, su hija de que quería que Dominica me acompañara en el viaje, por lo que ella le solicitó que fuera en el viaje, a lo que ella aceptó.


Ese día, sábado 19 de febrero, el Colegio de Periodistas y la Empresa Edesur tenían un curso en Barahona, donde estaban los principales funcionarios de esa empresa en el área de la comunicación, quienes decidieron suspenderlo, y pagaron el costo del transporte de la ambulancia, gesto que se lo agradecemos.


Ya la ambulancia en el parqueo de la Clínica Magnolia, me montaron en la misma. Allí también lo hicieron, Dominica, Mirna, Ohelmis, el paramédico Pineda y el presidente del CDP, Aurelio Henríquez.


Ya en el camino, el doctor Marcos Soto, al saber de que íbamos para Cedimat, llamó al cardiólogo Brander López, nativo de Barahona y le comentó de qué iba para allá un paciente, por lo que le solicitaba que me atendiera. En la próxima entrega vamos a escribir la segunda parte del viaje y los 24 días en Cedimat.

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