Por: David Ramírez.
Debo admitirlo, nunca he simpatizado con el líder libio Muamar Gadafi, ni con su visión política, ni siquiera cuando militaba en la izquierda.
Todos los pueblos tienen derecho a derrocar a sus dictadores, llámese de izquierda o de derecha. Pero ninguna potencia extranjera le toca decidir cuando un régimen es legítimo o ilegitimo, son los pueblos quienes deciden la permanencia o no de sus gobernantes.
Desde que se desató la revuelta en Libia he estado dándole seguimiento a la situación con una visión crítica debido al bombardeo constante de las agencias de prensas con noticias evidentemente confusas o manipuladas.
Lo que comenzó como una protesta pacifica en Libia por mayor libertad se transformó en cuestión de días en una revuelta armada con muchos protagonistas exteriores alentándola, evidentemente, con el único propósito de apoderarse de su riqueza petrolífera.
Esas mismas potencias, que reconocieron unilateralmente a una de las partes en conflicto, quieren agredir a Libia con un propósito "humanitario"
No me vengan con el cuento de “salvar a los civiles”, porque esa es una película ya repetida. Ese mismo argumento se utilizó en Iraq para sacar a Saddam y todos vimos el final de esa película: La ocupación por parte de Estados Unidos.
La ocupación en Iraq empeoró las cosas porque produjo más muerte entre los civiles y alentó una división religiosa con terribles consecuencias. Hoy Iraq es un protectorado de Estados Unidos con títeres en su administración que llegaron a ese país montados en sus tanques.
Tampoco me digan que es para llevar la democracia en ese país africano, porque mientras las potencias se rasgan las vestiduras condenando a Libia, en Bahréin, Yemen y Arabia Saudita se reprime a los opositores que piden a grito democracia.
Libia es una nación de tribus y clanes que nunca han conocido la democracia a imagen y semejanza de Francia, Estados Unidos o Inglaterra.
Lo que hoy presenciamos el drama en Libia vemos que todo el show montado por las grandes potencias es pura hipocresía. Hoy Gadafi es el malo de la película, pero ayer era el gran amigo que le vendía petróleo y le compraba sus armas. Sí, sus armas, las mismas que ellos dicen utiliza Gadafi para reprimir a su pueblo.
En pocas horas el pueblo Libio será agredido, bombardeado por las grandes potencias luego de obtener una resolución de la ONU y de ese club de tiranos llamada Liga Árabe.
En el conflicto en Libia esas potencias no apostaron por un alto al fuego y negociación entre las partes envuelta en guerra, apostaron a la aventura militar.
Desde ya la considero una intervención militar y responde más a intereses petrolíferos que a la instauración de la democracia.
Muchos expertos militares consideran que la exclusión área de espacio libio será un fracaso a corto plazo, a pesar de que bombardeen todas las infraestructuras (aeropuertos, aviones, radares, etc.), mientras no se apoye en una intervención de tropas terrestres.
Creo que las grandes potencias no la necesitan, tienen a unos rebeldes que nadie conoce su plataforma política y peor aún, alberga en su fila a muchos yihadistas, por lo que considero que la guerra civil en Libia podría ser larga y sangrienta.
La resolución de la ONU no salvará más vidas en Libia, es todo lo contrario, llevará más muerte y destrucción.
Todavía queda tiempo para detener esa aventura militar la cual considero una locura.
De no ser así,posiblemente veremos a largo plazo la “somalisación” del conflicto; Tribus y clanes bien armados matándose el uno al otro. Esto obligará a las grandes potencias a ocupar militarmente ese país, probablemente veremos el mismo atolladero en que están sumidas las tropas de la OTAN en Afganistán.
Quien sabe
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