POR: JOSE CORNIELL
Mientras en foros internacionales se anda pintando de demócrata, respetuoso de la democracia y el orden institucional vigente en su país, su práctica lo delata.
Pretender desconocer el mandato constitucional de la no repostulación, consagrado en el articulo 124, sobre la elección presidencial, que dice textualmente: “El Poder Ejecutivo se ejerce por el o la Presidente de la República, quien será elegido cada cuatro años por voto directo y no podrá ser electo para el período constitucional siguiente”, sería una estocada mortal a la institucionalidad del país.
Aunque el mandatario, doctor Leonel Fernández no ha dicho que se repostulará, tampoco lo ha negado, y ese es un mal indicio, porque reconociendo él que la constitución que se mandó a hacer a su imagen y semejanza se lo prohíbe, no debe permitir que sus adulones sigan en esos aprestos.
Debió el mandatario decirle que no sigan derrochando recursos millonarios en su promoción como candidato, porque la Ley de leyes se lo prohíbe y el país está por encima de todo interés particular. Pero lejos de hacer eso, Leonel Fernández, auspicia moral, militante y económicamente las pretensiones de sus seguidores, que son las suyas.
Ese poder mesiánico de Leonel Fernández, lo ha llevado a creerse por encima de la constitución y las leyes, de todos los dominicanos, de acuerdos internacionales y hasta del mismo Dios.
Leonel Fernández no ha expresa verbalmente que la constitución es un pedazo de papel, como dijo su verdadero líder, guía y mentor, Joaquín Balaguer, pero como establece la biblia: “Por sus hechos los conoceréis”.
Resulta demagógico y hasta de mal gusto, que se estén anunciando medidas de austeridad por la crisis económica que vive el país, mientras se siguen despilfarrando millones y mollones de pesos en la promoción de una persona que no tiene posibilidad constitucional de presentarse nuevamente como candidato presidencial, a no ser que se lleve por delante, como todo un Tsunami, lo estatuido en el artículo 124 de la Carta Magna.
A Leonel Fernández y su camarilla de inconstitucionales y adulones les importa un bledo lo que pueda pasar con el país. A ellos sólo les importa mantenerse en el poder, pegados a la teta de la vaca, no importando que con su actitud vulneren los principios constitucionales y democráticos del país.
Toda práctica que atente contra la estabilidad institucional de la nación dominicana, tiene que ser rechazada de golpe y porrazo por todos los dominicanos y dominicanas. Porque permitir una violación tan flagrante a la Constitución de la República, como pretende el déspota de Leonel Fernández, sería admitir que somos un Estado fallido
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