Veintiséis de los 52 en lista para ser excarcelados próximamente se niegan a viajar a España como lo hizo el primer grupo puesto en libertad anteayer
La Habana (BBC Mundo). La noticia de que los 52 disidentes presos cubanos serían excarcelados recorrió el mundo y fue recibida por casi todos los gobiernos –incluyendo Bruselas y Washington- como un gesto positivo de cara al respeto de los derechos humanos en la isla.
Los presos fueron excarcelados tras negociaciones entre la Iglesia Católica, y los gobiernos de Cuba y España.
Son todos los prisioneros del llamado grupo de los 75 que aún estaban entre rejas, cumpliendo penas de más de 20 años. A pesar de que ninguno de ellos realizó actos violentos, habían sido acusados de ser "mercenarios al servicio de los Estados Unidos".
Su detención provocó una campaña mundial de tal magnitud que la Unión Europea adoptó sanciones contra La Habana y las relaciones bilaterales llegaron a su punto más bajo. El diálogo promovido por España revirtió en parte esa situación.
De hecho, su salida de prisión tiene que ver con ese diálogo en el que participaron la Iglesia Católica, el gobierno de España y el Presidente Raúl Castro. De esa negociación conocemos el resultado final pero los protagonistas se niegan a revelar los detalles.
Varias preguntas claves se han quedado sin responder, ¿bajo qué figura legal son puestos en libertad los presos?, ¿es obligatoria la salida del país para que sean excarcelados? o ¿qué requisitos legales necesitan si quisieran regresar a la isla?.
La disidente Marta Beatriz Roque –también condenada en el grupo de los 75- dijo a BBC Mundo que nada les han dicho al respecto pero que supone que serían excarcelados mediante "licencias extrapenales", mecanismo por el cual salieron de la cárcel ella y otros 20 presos. Sin embargo aún no hay ninguna certeza.
El gobierno español jugó un papel clave en las negociaciones.
De fuentes del gobierno español solo sabemos que al llegar a Madrid serán clasificados legalmente como emigrantes, no como exiliados políticos. Dicen además que están dispuestos a recibir a los 52 pero no aclaran si fue una condición para la salida de la prisión.
El cardenal Jaime Ortega recalcó que el viaje a España es solo una "propuesta" pero no explicó qué es lo que iba a ocurrir con aquellos presos que se nieguen a aceptarla. Ya cinco de los 26 consultados respondieron que no quieren salir de su país.
Según Alida Viso, esposa de Ricardo González, el propio cardenal Ortega es quien llama a los presos para proponerles la salida rumbo a Madrid y les exige una respuesta en el mismo momento. Alida supone que "el que no quiera viajar fuera del país va a salir también de la prisión".
Por su parte la esposa de Oscar Elias Biscet, Elsa Morejón, dijo a BBC Mundo que su marido se niega a dejar la isla. Agregó que "el 2 de julio le dije al cardenal que mi esposo no aceptaría dejar Cuba. No tuve respuesta, el solo me miró y no me dijo nada".
Seguramente esta nebulosa persigue el objetivo de que la mayor parte de los presos se vayan al exterior. Este es, sin lugar a dudas, el deseo del gobierno y también la excusa perfecta para los prisioneros que quieran emigrar con sus familias.
La disidente Marta Beatriz Roque supone que los presos serían excarcelados mediante "licencias extrapenales".
Según el primer comunicado de la Iglesia Católica, las autoridades cubanas tienen cuatro meses para la salida de todos los presos, un margen más que suficiente para hacer vacilar a muchos, sobre todo después de haber pasado siete años en prisión.
Es difícil saber cuáles fueron los términos de la negociación, sin embargo, es muy improbable que una parte de los presos vayan a permanecer encarcelados por no querer abandonar el país. Nadie en Cuba duda que los 52 saldrán a la calle.
Después de que Washington se negó a canjearlos por los cinco agentes cubanos presos en EE.UU., este parece ser el mejor momento político para ponerlos en libertad. Es difícil que lo estropeen cuando el Congreso estadounidense discute una ley para autorizar el turismo a Cuba y la Unión Europea acepta revisar su política hacia La Habana.
por: Fernando Ravsberg
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