Una marioneta de gorilas contra un aprendiz a dictador. - Campesino Digital

Notas:

jueves, 24 de septiembre de 2009

Una marioneta de gorilas contra un aprendiz a dictador.


Por: David Ramírez.
Barahona. - Estoy de acuerdo con el escritor portugués José Saramago cuando dice que "La izquierda no tiene ni puta idea del mundo en que vive”.

Esta semana llegó a mis manos una nota de prensa y no podía creer lo que ella decía;

"los dirigentes de la izquierda dominicana realizarán protestas en apoyo al regreso de Manuel Zelaya al poder y el retorno de la democracia en Honduras".

Tenía razón un amargado y nostálgico dirigente de la antigua izquierda dominicana, que pasó a mejor vida hace varios años.

Cuando tenía la oportunidad de charlar con este viejo roble de la izquierda,él me refunfuñaba a cada rato que los dirigentes izquierdistas dominicanos eran unos "eunucos mentales".

No nos llevemos del engaño y la manipulación de estos dirigentes de "izquierda", lo pongo entre “comillas” porque ya dudo si es que existe tal izquierda.

En Honduras no se resquebrajó la democracia, porque tal democracia nunca ha existido en ese país centroamericano.

Muchos dirigentes de esta “izquierda” dominicana, confunden participación electoral con participación popular.

Dejemos claro una vez por toda también que no todos los eventos electorales son participación viva de las masas.

Todas las elecciones en honduras fueron y han sido convocadas para elegir a un latifundista o un oligarca .






Manuel Zelaya no es un campesino u obrero (una especie de Lula) ni representa a la clase trabajadora o campesina, es un oligarca más en el panorama de la lucha de clases en Honduras.

Manuel Zelaya no es un demócrata ni tiene pinta de serlo y quienes los derrocaron tampoco aspiran a establecer una auténtica democracia en ese país.

El hacernos creer los dirigentes de esta “izquierda" dominicana que con el regreso a Honduras de Zelaya se alcanzaría la democracia es una falacia , una muestra más de la descomposición moral en que están sumergidos estos grupúsculos, marginados hace muchos años por el pueblo dominicano por sus vicios y errores .

Zelaya y la marioneta de Micheletti son alas de una misma ave , ambos representan al sistema capitalista explotador que mantiene a la población hondureña en la miseria.

Zelaya es un oligarca, además cabe recordar que este señor y miembros de su familia fueron amigos de las antiguas dictaduras militares que azotaron a ese país centroamericano en las décadas de los 70s y 80s.

Manuel Zelaya ahora es un oportunista que "se viró" al chavismo y quiere un "socialismo del siglo 21" que no es más que un socialismo de libre mercado (el sistema introducido en la República Popular China por Deng Xiaoping a finales de los 70), con una dictadura populista.

Arrastrados en su confusión ideológica, estos dirigentes de la "izquierda" dominicana en su afán de mistificar la figura de Hugo Chávez, confunden socialismo del siglo 21 con socialismo real.

En Venezuela Hugo Chave no enarbola una plataforma socialista real, sino una especie de arroz con mango de populismo con estalinismo trasnochado. Este “socialismo” de Hugo Chávez está acompañado de un antiimperialismo burdo, no militante, para ganarse el apoyo popular.

Al defender a Zelaya como un demócrata y a Chávez como un "libertador",los dirigentes de la izquierda dominicana ya no saben quién es el amigo y el enemigo.

La izquierda dominicana se encuentra huérfana,desnudas de teorías políticas e ideológicas.

Lo que sucede en Honduras es una lucha entre partidarios del neocapitalismo liberal y neochavismo populista.

Micheletti pertenece a una corriente de la oligarquía reaccionaria tradicional que desea mantener el "statu quo", una marioneta apoyada en los gorilas militares.

Manuel Zelaya, es un aprendiz a dictador que quiere implementar una tímida reforma capitalista pero acompañada de una dictadora con respaldo popular, parecida a la que implementa Hugo Chávez en Venezuela.

Ni Micheletti ni Zelaya representan la democracia en Honduras.

Micheletti ni Zelaya, son santos de mi devoción.

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